Parte 16 de la Cuarta
only the best on line. Wellcome to my space
Parados ahí, abrazándonos, miles de imágenes y pensamientos, vinieron a mi mente. Por una parte quería llevar ese momento a la eternidad, jamás me había sentido así, tenia apenas un día y medio que lo trataba y ya no quería separarme de él, no solo era sus físico, era todo, su forma de ser, su mirada, eso que me hacia sentir, que no puedo explicar, pero otra parte de mi me pedía que reaccionara, que pensara lo que hacia. Cristian tal vez solo se encontraba atraído hacia mí por el gran parecido que tenia con Nathasha. Yo sabia que no quería ser Nathasha, no quería remplazar a nadie, solo quería estar con él como yo “Samantha Miller”.
Justo cuando por mi cabeza pasaba esa idea, Cristian dio un paso hacia atrás, dejando salir unas palabras de su boca.
- Samantha
- Si. ( Le dije viéndolo a los ojos)
- Lo siento, no quise que esto pasar, de verdad, discúlpame.
- Lo se, no tienes porque disculparte.
- Solo quiero que seas tu “ Samantha Miller” nadie mas, ella significo, mucho para mi y siempre significara algo especial, tu eres diferente.
- No entiendo (claro que entendía, sabia a lo que se refería, de alguna forma Cristian, me estaba dando a entender lo que sentía por mi)
- Tu sabes a lo que me refiero, Samantha, no eres tonta.
- Yo soy yo y no pretendo ser nadie mas, eso es lo único que puedo decirte.
- Lo se, solo quería que lo supieras, por que tal vez......}
- ¿Qué? ¿ tal vez qué?
- Nada, nada, solo quería que lo supieras.
El silencio invadió el cuarto y los dos solo nos quedamos viendo fijamente, sus ojos me querían decir algo, pero el al parecer no podía.
- no vamos?
- adonde?
- Te invite a cenar, recuerdas?
- Si. Estas seguro?
- Si, vamos.
Tomo su chamarra del perchero, abrió la puerta y solo me dijo – vamos, que si no cerraran- bajamos por su coche al estacionamiento. No hablamos mucho en el camino, yo no quería hablar, de alguna forma estaba desconcertada con su actitud.
- estas enojada?
- No.
- ¿Te pasa algo, hice algo mal?
- No
En ese momento puso su mano sobre mi pierna, buscando tomara mi mano y solo me dijo.
- se que no entiendes ahora mi actitud, pero créeme que no es malo
- no se de que hablas?
- Samanta, lo sabes, es solo que no quieres aceptarlo
- Aceptar que?
Paro el coche en ese momento haciendo rechinar las llantas, mientras que mi cuerpo se balanceo hacia el frente.
- lo siento te hiciste daño?
- No.
- Perdón, es que por poco nos pasamos.
- Si.
No comprendía mucho la actitud de Cristian, parecía que todo lo que había pasado no le importaba, que las cosas que había hecho y dicho eran un asunto sin relevancia.
Llegamos al lugar, era un restaurante de comida italiana. Era una cabañita muy acogedora, color verde, con toques de rojo, en la entrada de el restaurante estaba un hombre que saludo a Cristian, diciéndole:
– seños buenas noches, el mismo lugar de siempre?
– Si Jean
Al parecer Cristian era muy cocido en el lugar. Cuando entramos el hombre nos llevo aun terraza que su vista daba al mar, se alcanzaban a ver antorchas encendidas que formaban un camino hacia la playa, la mesa en que nos sentaron estaba completamente sola, no había otras mesas alrededor, ni personas. Nos sentamos y el hombre que nos llevo a la mesa se retiro, al poco rato un joven mesero llego a la mesa dejándonos las cartas.
- Al parecer te conocen muy bien por aquí ¿no?
- Si, vengo muy seguido.
- Si es un lugar muy bonito.
- Te gusto?
- Si
- A decir verdad jamás había traído a alguien aquí
- No, ¿por que?
- Pues tal vez es por que no conozco a mucha gente y bueno tampoco e tenido ganas de invitar a nadie aquí
- Y eso?
- No se es muy intimo este lugar para mi
- Jaja, y por que estoy aquí?
- Tu eres diferente
- Que me hace diferente
- Todo, que me ayas escuchado, que seas como eres, no se muchas cosas, tu las sabes, SAM.
- No, no las se, dímelas
- De verdad, quieres que te las diga?
- Si quiero escucharte, este lugar es bonito, acogedor y me siento cómoda como para platicar, no me molesta, dímelas.
- Me da gusto que estés cómoda, has de extrañar a Carlo, no?
- No, no mucho. Hacia mucho que no salía con otro hombre que no fuera Carlo o Eduardo.
- De verdad? no te creo, así como eres has de tener mucha gente conocida, con quien salir.
- Mmmm... tontito, pues si pero todo es por trabajo y no por que de verdad quiera estar con la persona.
- Quieres estar conmigo?
- Si. Por que no habría de querer
- Soy aburrido.
- No, no creo o al menos no conozco esa parte de ti
- Jaja, que bueno que no te aburra, por que si es así me lo puedes decir.
- Claro no lo dudes.
Parados ahí, abrazándonos, miles de imágenes y pensamientos, vinieron a mi mente. Por una parte quería llevar ese momento a la eternidad, jamás me había sentido así, tenia apenas un día y medio que lo trataba y ya no quería separarme de él, no solo era sus físico, era todo, su forma de ser, su mirada, eso que me hacia sentir, que no puedo explicar, pero otra parte de mi me pedía que reaccionara, que pensara lo que hacia. Cristian tal vez solo se encontraba atraído hacia mí por el gran parecido que tenia con Nathasha. Yo sabia que no quería ser Nathasha, no quería remplazar a nadie, solo quería estar con él como yo “Samantha Miller”.
Justo cuando por mi cabeza pasaba esa idea, Cristian dio un paso hacia atrás, dejando salir unas palabras de su boca.
- Samantha
- Si. ( Le dije viéndolo a los ojos)
- Lo siento, no quise que esto pasar, de verdad, discúlpame.
- Lo se, no tienes porque disculparte.
- Solo quiero que seas tu “ Samantha Miller” nadie mas, ella significo, mucho para mi y siempre significara algo especial, tu eres diferente.
- No entiendo (claro que entendía, sabia a lo que se refería, de alguna forma Cristian, me estaba dando a entender lo que sentía por mi)
- Tu sabes a lo que me refiero, Samantha, no eres tonta.
- Yo soy yo y no pretendo ser nadie mas, eso es lo único que puedo decirte.
- Lo se, solo quería que lo supieras, por que tal vez......}
- ¿Qué? ¿ tal vez qué?
- Nada, nada, solo quería que lo supieras.
El silencio invadió el cuarto y los dos solo nos quedamos viendo fijamente, sus ojos me querían decir algo, pero el al parecer no podía.
- no vamos?
- adonde?
- Te invite a cenar, recuerdas?
- Si. Estas seguro?
- Si, vamos.
Tomo su chamarra del perchero, abrió la puerta y solo me dijo – vamos, que si no cerraran- bajamos por su coche al estacionamiento. No hablamos mucho en el camino, yo no quería hablar, de alguna forma estaba desconcertada con su actitud.
- estas enojada?
- No.
- ¿Te pasa algo, hice algo mal?
- No
En ese momento puso su mano sobre mi pierna, buscando tomara mi mano y solo me dijo.
- se que no entiendes ahora mi actitud, pero créeme que no es malo
- no se de que hablas?
- Samanta, lo sabes, es solo que no quieres aceptarlo
- Aceptar que?
Paro el coche en ese momento haciendo rechinar las llantas, mientras que mi cuerpo se balanceo hacia el frente.
- lo siento te hiciste daño?
- No.
- Perdón, es que por poco nos pasamos.
- Si.
No comprendía mucho la actitud de Cristian, parecía que todo lo que había pasado no le importaba, que las cosas que había hecho y dicho eran un asunto sin relevancia.
Llegamos al lugar, era un restaurante de comida italiana. Era una cabañita muy acogedora, color verde, con toques de rojo, en la entrada de el restaurante estaba un hombre que saludo a Cristian, diciéndole:
– seños buenas noches, el mismo lugar de siempre?
– Si Jean
Al parecer Cristian era muy cocido en el lugar. Cuando entramos el hombre nos llevo aun terraza que su vista daba al mar, se alcanzaban a ver antorchas encendidas que formaban un camino hacia la playa, la mesa en que nos sentaron estaba completamente sola, no había otras mesas alrededor, ni personas. Nos sentamos y el hombre que nos llevo a la mesa se retiro, al poco rato un joven mesero llego a la mesa dejándonos las cartas.
- Al parecer te conocen muy bien por aquí ¿no?
- Si, vengo muy seguido.
- Si es un lugar muy bonito.
- Te gusto?
- Si
- A decir verdad jamás había traído a alguien aquí
- No, ¿por que?
- Pues tal vez es por que no conozco a mucha gente y bueno tampoco e tenido ganas de invitar a nadie aquí
- Y eso?
- No se es muy intimo este lugar para mi
- Jaja, y por que estoy aquí?
- Tu eres diferente
- Que me hace diferente
- Todo, que me ayas escuchado, que seas como eres, no se muchas cosas, tu las sabes, SAM.
- No, no las se, dímelas
- De verdad, quieres que te las diga?
- Si quiero escucharte, este lugar es bonito, acogedor y me siento cómoda como para platicar, no me molesta, dímelas.
- Me da gusto que estés cómoda, has de extrañar a Carlo, no?
- No, no mucho. Hacia mucho que no salía con otro hombre que no fuera Carlo o Eduardo.
- De verdad? no te creo, así como eres has de tener mucha gente conocida, con quien salir.
- Mmmm... tontito, pues si pero todo es por trabajo y no por que de verdad quiera estar con la persona.
- Quieres estar conmigo?
- Si. Por que no habría de querer
- Soy aburrido.
- No, no creo o al menos no conozco esa parte de ti
- Jaja, que bueno que no te aburra, por que si es así me lo puedes decir.
- Claro no lo dudes.
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