DE DEmonios:PAo Valdivieso

Y aquí estoy, observando tu tristeza, respirando tu dolor. Hete ahí sentada frente a la computadora, con tus ojos inundados en dolor, de un dolor de esos que consumen, que penetran, con el temor de que esta vez salga definitivamente de tu vida, pero qué demonios da si se queda o se va, si al fin y al cabo su presencia o su ausencia causan el mismo efecto en ti.
Yo no se como decírtelo, pero podría jurar que aún lo amas y lo amas porque te dio en tu vientre un motivo para sentirte viva, una razón por la cual pasar las noches en vela sólo para cuidar sus sueños, una excusa para poder sonreír cada mañana cuando ese pequeño ser te mira y a ti se te ensancha la sonrisa y tus ojos se llenan de luz.
Yo no te voy a decir que no es razón suficiente, ¡la es! no lo niego, pero él mismo se ha encargado de quitarte la ilusión y nadie me lo ha dicho yo lo he visto, lo veo cuando tu sonrisa se empaña con lagrimas de dolor por su ausencia, y él simplemente está ahí como un vil mueble, viejo y pestilente, inútil, estorbazo, al cual no se le tira por los recuerdos que con el quedan y aunque eso signifique vivirlos día a día y hacer la herida más profunda y dolorosa, ahí sigue.
Yo siento rabia, frustración, por no poder hacer, decir nada… y ahí estas tu escondiendo ese demonio que es él para ti, Porque yo se que no es sus ausencia o su presencia la que duele, sino ese inmutable recuerdo, que conforme pasan los días, los años crece en los ojos del pequeño de tu vientre.
Y ahí estas tu sin querer olvidarlo, sin querer recordarlo, absorbiéndole de la culpa y durmiendo aun lado de motivo de tu dual sentir.

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