Las cuatro estaciones " el Amanecer"

only the best on line. Wellcome to my space


No dijimos nada en un buen rato, el se sentó en el sofá largo y yo me recosté para que me abrazara, durante horas estuvimos ahí, sin decirnos nada, sin hablar el solo tomaba mi cara y con sus dedos dibujaba palabras en mi frente, yo le contestaba dándole un beso largo y tierno. Me quede dormida en sus brazos, por la mañana cuando desperté, él contemplaba como dormía, me brazo fuertemente y me dio un beso. Nada se comparaba con aquel momento, era como si las palabras no existieran, habíamos dicho tanto, que en ese momento solo nos bastaban, nuestros cuerpos abrazándose, mientras el sol salía, mientras el mundo despertaba él y yo, vivíamos en un sueño profundo hecho realidad.

Esa mañana fue la más maravillosa de mi vida, hubiese deseado que durara toda la vida. El caminar con Cristian a la orilla del mar y de su mano, me hacia sentir de lo mas feliz. La mañana trascurrió entre la arena y sus besos, pocas palabras. No quería que ese día terminara, no sabia si que pasaría después, al llegar a Madrid y siquiera quería imaginar que sucedería cuando Cristian regresara a Francia, solo quería vivir el momento, eso momento con él.

El regreso a Madrid fue de lo más romántico, tomamos un vuelo en la noche que nos llegaba sin escalas a Madrid, esto para aprovechar las hermosas playas de Portugal y sus calles empedradas y viejas.
Debo confesar que de haber ido sola a Portugal no le hubiese encontrado la misma magia a la ciudad, lo mismo opinaba Cristian.- Portugal no era una ciudad con muchos atractivos turísticos y lat5a tecnología, sin embargo era el lugar perfecto para un tórrido romance y sin presiones.

La ultima tarde que estuvimos en Portugal el administrador del hotel a petición de Cristian, nos recomendó una de las playas de Portugal, dijo que había muy poca gente, pero que el lugar era hermoso para ir a caminar y comer, sin más ni más nos fuimos a conocer dicha playa, tuvimos que preguntar a cuanta persona encontrábamos, pues la parecer era como una isla escondida al final de Portugal, no nos importo mucho perdernos en el camino, nos divertimos tanto, apostando que camino seguir y como buena mujer que sigue sus instinto femenino siempre acerté en el camino correcto.

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