parte 21 de la Cuarta
only the best on line. Wellcome to my space
Al terminara el desayuno nos levantamos y despedimos del los señores, Cristian se quedo hablando con ellos mientras yo me adelante y lo espere en la entrada.
- vamos, que es tarde
- si
- te gusto el desayuno
- si
- mucho
- si, estoy cansada
- te cargo
- no...
Paro de caminar y se inclino y me cargo como los caballeros cargan a la princesa, insistí en que me bajara y el se negaba, me llevo así hasta que un rato depuse me dijo.
- ya me canse puedes caminar?
- Si.
Nos sentamos en la playa, el día esta muy soleado y la gente empezaba a llegar a la playa.
- Samantha
- si
- estoy contento
- porque?
- Por que estoy contigo
- Así, a mí me agrada estar contigo, eres ameno.
- Si, de verdad piensas eso
A veces Cristian era muy ingenuo, preguntaba las cosas como si de verdad no se diera cuenta.
Mientras estábamos sentados, me tomo de la mano como lo había hecho en la casa de los Occonor y me dijo.
- que ahora si crees en el destino?
- Jamás dije que no creyera en el.
- Si, lo dijiste( dijo con un tono exaltado y un tanto simpático)
- No, no lo hice, tu estas loquito, yo solo dije que como sabias que iba a morir muy vieja.
- Mmm. pues por las líneas de tus manos
- Y que mas dicen las líneas de mis manos
Tomo mi mano lentamente y me hizo cerrar los ojos, con la yema de su dedo índice y con la palma de su mano debajo de la mía, me decía.
- Aun que tu vida se sumerja cada día en la profundidad de los mares, siempre habrá algún amante que te llame desde cualquier orilla y tú tendrás la necesidad e volver a él.
Cada palabra que decía muy cerca de mis oídos era un latir más rápido de mi corazón, un escalo frió más en mi cuerpo y un deseo inmenso de querer que el reloj se parara y no nos moviera de ahí.
Abrí los ojos, retire mi mano bruscamente de la suya.
- hice algo mal? ( me pregunto el como apenado)
- no, soy yo quien esta haciendo las cosas mal
- porque?
- Me quiero ir
Me levante de la arena y sacudí mis pantalones con la palma de mis manso hasta que cayera toda al suelo, camine y deje muy atrás a Cristian. En unos cuantos minuto sentí como Cristian se acercaba corriendo y entonces, yo caminaba mas y mas rápido hasta que el paso se convirtió en una carrera.
Llegue hasta mí departamento corriendo y Cristian no me alcanzo, lo espere en la baqueta del edificio y luego de unos minutos llego.
- me ganaste
- si
- estas enojada?
- No
- Mmm, no te creo
- De verdad
- Bueno me voy Samantha
- Si, es lo mejor
Se despidió de mí dándome un beso en la mejilla, pero antes de irse me dijo:
- podrías regalarme agua?
- Claro, subamos
Tomamos el elevador y casi no hablamos en el trayecto al departamento, el solo me miraba y yo trataba de evadirle la mirada, me perdí en mis pensamientos y solo volví a mi en cuanto el elevador hizo un sonido y Cristian me puso su mano sobre el hombro derecho.
Al llegar abrí el refrigerado y le serví su vaso de agua, el fue tomando el agua muy tranquilamente como no queriéndose terminar nunca ese vaso de agua.
Me senté en el sillón de la sala cruzando la pierna como esperando solo a que se fuera, el silencio se hacia cada vez más fino y doloroso. Hace unos momentos Cristian y yo estábamos unidos y ahora solo no quería que estuviera ahí, deseaba que nunca hubiese entrado en mi vida, pero a la vez lo agradecía, estaba sintiendo algo más que atracción física por él.
Al terminara el desayuno nos levantamos y despedimos del los señores, Cristian se quedo hablando con ellos mientras yo me adelante y lo espere en la entrada.
- vamos, que es tarde
- si
- te gusto el desayuno
- si
- mucho
- si, estoy cansada
- te cargo
- no...
Paro de caminar y se inclino y me cargo como los caballeros cargan a la princesa, insistí en que me bajara y el se negaba, me llevo así hasta que un rato depuse me dijo.
- ya me canse puedes caminar?
- Si.
Nos sentamos en la playa, el día esta muy soleado y la gente empezaba a llegar a la playa.
- Samantha
- si
- estoy contento
- porque?
- Por que estoy contigo
- Así, a mí me agrada estar contigo, eres ameno.
- Si, de verdad piensas eso
A veces Cristian era muy ingenuo, preguntaba las cosas como si de verdad no se diera cuenta.
Mientras estábamos sentados, me tomo de la mano como lo había hecho en la casa de los Occonor y me dijo.
- que ahora si crees en el destino?
- Jamás dije que no creyera en el.
- Si, lo dijiste( dijo con un tono exaltado y un tanto simpático)
- No, no lo hice, tu estas loquito, yo solo dije que como sabias que iba a morir muy vieja.
- Mmm. pues por las líneas de tus manos
- Y que mas dicen las líneas de mis manos
Tomo mi mano lentamente y me hizo cerrar los ojos, con la yema de su dedo índice y con la palma de su mano debajo de la mía, me decía.
- Aun que tu vida se sumerja cada día en la profundidad de los mares, siempre habrá algún amante que te llame desde cualquier orilla y tú tendrás la necesidad e volver a él.
Cada palabra que decía muy cerca de mis oídos era un latir más rápido de mi corazón, un escalo frió más en mi cuerpo y un deseo inmenso de querer que el reloj se parara y no nos moviera de ahí.
Abrí los ojos, retire mi mano bruscamente de la suya.
- hice algo mal? ( me pregunto el como apenado)
- no, soy yo quien esta haciendo las cosas mal
- porque?
- Me quiero ir
Me levante de la arena y sacudí mis pantalones con la palma de mis manso hasta que cayera toda al suelo, camine y deje muy atrás a Cristian. En unos cuantos minuto sentí como Cristian se acercaba corriendo y entonces, yo caminaba mas y mas rápido hasta que el paso se convirtió en una carrera.
Llegue hasta mí departamento corriendo y Cristian no me alcanzo, lo espere en la baqueta del edificio y luego de unos minutos llego.
- me ganaste
- si
- estas enojada?
- No
- Mmm, no te creo
- De verdad
- Bueno me voy Samantha
- Si, es lo mejor
Se despidió de mí dándome un beso en la mejilla, pero antes de irse me dijo:
- podrías regalarme agua?
- Claro, subamos
Tomamos el elevador y casi no hablamos en el trayecto al departamento, el solo me miraba y yo trataba de evadirle la mirada, me perdí en mis pensamientos y solo volví a mi en cuanto el elevador hizo un sonido y Cristian me puso su mano sobre el hombro derecho.
Al llegar abrí el refrigerado y le serví su vaso de agua, el fue tomando el agua muy tranquilamente como no queriéndose terminar nunca ese vaso de agua.
Me senté en el sillón de la sala cruzando la pierna como esperando solo a que se fuera, el silencio se hacia cada vez más fino y doloroso. Hace unos momentos Cristian y yo estábamos unidos y ahora solo no quería que estuviera ahí, deseaba que nunca hubiese entrado en mi vida, pero a la vez lo agradecía, estaba sintiendo algo más que atracción física por él.
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