La cuarta estacion

only the best on line. Wellcome to my space



Hable poco con Carlo, pero al parecer estaba muy enamorado de Bianka, al igual que ella, sin duda hacían una pareja muy linda. El padre de Bianca Bruno, se dedico a publicar en todas las revistas del país la boda de su hija.

Iba a ser la boda del año, el millonario Brunos Smilert, tiraría la casa por la ventana. Aun que para Carlo era el día mas importante de su vida, para mí era el principio de una nueva historia.


Al fin llego el día de la boda, Carlo fue muy temprano al hotel en donde me hospedaba, para pedirme consejos, estaba muy nervioso, al igual que yo por la llegada de Cristian.

Antes de que dieron las nueve pase a desayunar cerca del aeropuerto, para después recoger a Cristian, estaba muy emocionada, tenía muchas ganas de abrazarlo, no sabía lo que iba a pasar, solo sabia que quería verlo y estar con él.

Llegue al aeropuerto y espere a que su vuelo llegara, cuando anunciaron la llegada del vuelo 1897 proveniente de Francia, mi corazón empezó a latir muy fuerte, sentía que se debilitaban mis piernas. Vi bajara a las personas que venían del vuelo y con la mirada buscaba a Cristian, cuándo al fin bajaron todos y no vi a Cristian, me preocupe.

Parada ahí, algo en mí se sintió bacía. Al poco rato sentí como alguien detrás de mi se acercaba y me tapo los ojos con las manos. Sentí un olor que conocía, las manos grandes y con dedos delgados me parecían conocidos.

Cuando voltea a ver quien era, me día cuenta de que era Cristian. Nos abrazamos y caminamos de la mano hasta el coche.

Cristian se veía mas guapo que nunca, el cabello lo traía un poco mas largo y se notaba que hacia mucho ejercicio.

- ya estas lista
- si y tu?
- También, iremos juntos
- Si, claro.
- Donde te llevo, pues hice reservaciones en un hotel es solo que acabo de llamar y no esta confirmada. No se busquemos uno.
- No quieres quedarte en el mismo hotel que yo.
- ¿Donde esta?
- Cerca de la playa, es un poco chico pero muy elegante
- Quieres que me quede? No te incomoda?
- No, para nada, yo regreso en dos días a Madrid
- Esta bien. Gracias

Conduje hasta el hotel en que me quedaba, Cristian se registro y le dieron una habitación de pues de la mía. Subimos a las habitaciones y antes de que se fuera, le dije que bajáramos a desayunar a la playa.

Cuando íbamos rumbo a la Playa, el buscaba tomar mi mano entre sus dedos o abrazarme. Al principio me negué, sin que fuera notorio, luego de un rato solo deje que las cosa pasaran.
De regreso de desayunar, Cristian me dijo que quería ir a la playa, así que pasamos y nos quedamos un rato.

El clima en Portugal era ideal para una tarde en la playa, la arena era color perla y suave al tacto de los pies, el sol calentaba cada parte de aquella playa y el agua era tan azul que se confundía con el cielo.


Platicamos de las cosas que pasaron durante todo el tiempo que no nos vimos. Le pregunte que era lo que me tenia que decir y el solo contesto que había mucho tiempo y que después lo aria.

No podíamos dejar de vernos, mis ojos se anclaban en los de él y con el pasar de las horas nos acercábamos más.

Estando en la playa, se sentado detrás de mi, haciendo que yo quedara entre sus piernas, puso su rostro sobre mi hombro y empezó a contarme todo lo que había hecho en esos meses. Sentía su respiración en mis cuello, no había dejado de sentir lo mismos por el, pero ahora era diferente, nada me detenía a estar con él.

Dieron las 2 de la tarde y regresamos al hotel para que descansara. Lo ayude a que se instalara, su habitación tenia una vista hermosa a un muelle algo viejo, pero conservado. Cuando terminamos de arreglar sus cosas nos pusimos a platicar, hasta que él se quedo dormido. Yo me fui a mi cuarto par descansar también para la boda de la noche.


Sin darme cuenta, me quede profundamente dormida, hasta que Cristian me despertó, estaba sentado en la orilla de la cama, viéndome dormir, al parecer tenia rato ahí, yo seguía cansada y le dije que durmiéramos un rato mas.

El se acostó en la cama y me abrazo, nos volvimos a quedar dormidos abrazados, cuando despertamos eran la 9 de la noche, nos arreglamos y salimos con dirección a la casa de los Smilert. La boda empezaba a las 11 de la noche.

El manejo, la noche se veía hermosa, indudablemente, Carlo había escogido el día perfecto para casarse.

Tuvimos que tomar una carretera muy corta que nos llevaba hasta la casa de los Smilert, como no sabíamos con exactitud donde estaba, compramos un mapa de la ciudad y nos guiamos de ahí.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hay que lindos, bueno ya se esta empezado a componer otra vez la historia, jajaja porque eso de derramar miel me fascina, (esque me acorde de no hace mucho tiempo en L.A.... aaaaaa que buenos recuerdos) maldito cucho!!! divangando en mis memorias...

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